En los Salmos del 58 al 64 nos muestra un Dios de misericordia, de amparo, de refugio, una verdadera fortaleza, un socorro. Un Dios a quien vale la pena cantar, que cuenten su poder, su amor, su bondad.
Un Dios que merece ser alabado por su inmensa misericordia. Un Dios que nos promete ser premiados al momento de juzgar nuestras acciones de justicia y verdad. Un Dios de que nos ayuda, que nos oye, que nos libra del mal, que nos salva. Es por eso que nos llama a alegrarnos y a confiar en Él, a ser rectos de corazón.
La palabra de Dios dice así: "Entonces dirá
el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.Pero yo
cantaré de tu poder,Y alabaré de mañana tu misericordia; Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia. Fortaleza
mía, a ti cantaré; Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi
misericordia.
Has dado a los
que te temen bandera Que alcen por causa de la verdad. Selah Para que se
libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme. Danos socorro
contra el enemigo, Porque vana es la ayuda de los hombres. Entonces temerán
todos los hombres, Y anunciarán la obra de Dios, Y entenderán sus hechos. Se alegrará el justo
en Jehová, y confiará en él; Y se gloriarán todos los rectos de corazón".
Confía en Jehová como un Dios de amor, misericordioso, bondadoso, justo, perfecto, fiel, verdadero, recto...
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